22 DE ENERO


EL CUENTO DE LA CRIADA
Margaret Atwood
1985

Hay quien compara este libro con "1984" de Orwell o "Un mundo feliz" de Aldous Huxley por fabular con un sociedades autoritarias, utopias y distopias. A mi me ha parecido el mas apropiado para hoy por el reciente relevo en de poder en el poder de EEUU.
Esta ficción distópica tiene su comienzo en el establecimiento de un nuevo orden en los Estados Unidos. Se impone un nuevo orden de caracter teocrático en el que muchos de los valores contemporaneos quedan relegados al olvido. Es la república de Gilead.
Tras una guerra con armas nucleares la mayoria de las mujeres pierden la capacidad de procrear. Las pocas que conservan la capacidad de engendrar son apartadas de la sociedad y su cuerpo pasa a ser un bien del estado con el fin de perpetuarlo. Las mujeres fértiles carecen de cualquier derecho sobre sus hijos biológicos. En realidad, carecen de cualquier derecho. Son las criadas, forman una casta dentro de esa sociedad. Llevan un vestido rojo y una toca blanca. El vestido esconde su cuerpo y la toca mantiene oculta la cara. Nadie puede mirar a las criadas y éstas no pueden levantar los ojos. 



La sociedad es controlada por hombres y a las mujeres les ha arrebatado todo, incluso su nombre. El nombre de la protagonista, Offred (o Defred, traducido), indica sólo que es propiedad de Fred, su comandante, con quien tiene el deber de procrear un hijo y nada más…, Entre el pasado y el presente de Offred la historia sigue su curso.
Ahora son las madres, y no los padres, quienes entregan a las hijas y facilitan los arreglos de las bodas. Los matrimonios, por supuesto, están concertados. Hace años que a estas chicas no se les permite estar a solas con un hombre; de alguna manera durante mucho tiempo a todas nos ha ocurrido lo mismo.
¿Tienen edad suficiente para recordar algo de los tiempos pasados, como jugar al béisbol, vestirse con tejanos y zapatillas, montar en bicicleta? ¿Y leer libros, ellas solas? Aunque algunas no tienen más de catorce años, igualmente recordarán. Y las que vengan después de ellas, durante tres o cuatro o cinco años, también recordarán; pero después no. Habrán vestido siempre de blanco y formado grupos de chicas y siempre habrán guardado silencio. Tremenda distópia. 

En 1990 esta historia fue llevada al cine. 
“Pero ¿quién puede recordar el dolor una vez que este ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente o en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y de la mente.” 
“La humanidad es muy adaptable decía mi madre. Es sorprendente la cantidad de cosas a las que llega a acostumbrarse la gente si existe alguna clase de compensación.”

Con esta novela Margaret Atwood obtuvo el premio Arthur C. Clark en 1987 y el Principe de Asturias de las letras en 2008 por el conjunto de su obra..

 

Cierro esta hoja de calendario poniendo velas en la tarta de Lord Byron (1788) y flores en la tumba de Tolkien (2003).

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