EL SUEÑO DE LA TORTUGA
Alberto Celdrán
Fotografía de David Santacruz
2015
Un proverbio africano dice que cuando muere un anciano muere una biblioteca. En muchos pueblos y aldeas, bajo el "árbol de la palabra" se siguen contando historias ancestrales cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos y que, solo así, han llegado hasta nosotros. Este "sueño de la tortuga", de tradición Bantú, ha viajado en el tiempo de boca en boca y bajo muchos "árboles de la palabra" hasta llegar a nosotros. Alberto Celdrán, que anduvo por esas tierras contando, metió en su equipaje de palabras esta historia y le fabricó una casa de papel.... para cuando falle la voz.
Es la historia de una pequeña tortuga que en sus sueños aparece un árbol del que crecen todo tipo de frutos. Ese sueño se convierte en su objetivo. Tiene que encontrar ese árbol. Le cuenta su sueño a los demás animales pero ellos no la creen. La incredulidad de sus
compañeros no la desanima y decide preguntar a la abuela Kokó, que todo lo sabe. Ante la insistencia de la tortuga el león, que es mas rápido, va a la casa de la anciana Kokó que le confirma la existencia del árbol. Cuando lo encuentre tendrá que decir en voz alta su nombre "Omumga-Rombonga". Solo recordando su nombre podrá encontrarlo pero para no olvidarlo no tendrá que volverse para atrás en su camino de vuelta. Pero el león no lo consiguió. Ni el león ni el resto de los animales. La última en intentarlo fue la tortuga y no solo lo consiguió sino que repartió entre todos los animales los frutos de tan maravilloso árbol. Con las semillas de cada fruto plantaron más árboles que, a dia de hoy, dan alimento a todo el mundo.
Propio de la tradición oral ancestral es fabular, en el mas grato sentido que tiene esta palabra, acerca de la creación del mundo y de su entorno. Darle un poco de "color" a la realidad utilizando, también valores como la autoestima, la confianza en si mismo, la determinación.... y la solidaridad. La tortuga no solo alcanzó su sueño sino que lo compartió con todos los demás. Gracias a ella, y a su determinación, los árboles de todo tipo de frutos pueblan nuestro mundo.
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