9 DE MAYO


EL LOBO HACE HUELGA
Christophe Pernaudet 
Ilustrado por Sébastien Chebret


"Había una vez... ¿No es así como empiezan los cuentos para niños? Había una vez, pues, unas cuantas historias que por desafortunadas circunstancias se mezclaron hasta formar una sola.
Una hermosa mañana de verano, tres cerditos construían cada uno su casa. El primero, Kif-Kif, reunía briznas de paja para fabricar su choza. Una construcción vulnerable, sí, pero que tenía la ventaja de ser práctica y fácil de montar."


De esta guisa comienza esta historia en la que, esta vez, los cerditos se quedan esperando un lobo que no viene. Caperucita también lo echa de menos y es que algo extraño ocurre en el mundo de los cuentos de hadas: ¡el lobo ha desaparecido de todos los cuentos! ¿Qué está pasando? El lobo ha decidido hacer huelga porque está cansado de ser siempre el malo. 
Los tres cerditos, conmocionados, deciden realizar una asamblea en el bosque convocando a todos los personajes de cuentos clásicos. Por ahí aparecen Caperucita Roja, el mago Merlín, Alicia del País de las Maravillas, Pulgarcito…y entre todos intentan buscar una solución para convencer al lobo de que cese su protesta y vuelva a ser el personaje tan temido que todos los niños esperan en los cuentos. Todos los personajes de los cuentos tratan de convencerlo para que vuelva: ¡los cuentos lo necesitan para que sus historias tengan sentido y, sobre todo, a los niños les encanta tenerle miedo!

En la cultura popular, sobretodo en las fábulas y los cuentos infantiles, el lobo siempre ha estado asociado a un ser malvado, cruel y despiadado que no duda en zamparse a todo personaje que se encuentre en el bosque. Siempre he estado en contra de esa idea, pero claro, cuando eres niño de eso no pareces darte cuenta. Es cierto que algo debe quedar en el subconsciente de los críos para que, siendo adultos, sientan cierto respeto por el lobo. Respeto sí, pero no temor. 
Ya lo dijo el gran Félix Rodríguez de la Fuente: «No veo al lobo caricaturizado de la fábula sino como criatura que, a través de la aventura de la vida, comparte con el hombre el destino de la Tierra».


Una buena historia que trastoca el estilo moralizador de las fábulas antiguas dándole otro enfoque a los personajes tradicionales. 
En un par de blogs apuntan, como contra de este libro, que al final del mismo  aparecen palabras y conceptos que para un niño pueden ser difíciles de comprender ("consignas", "parlamentar", "delegación").
Un lenguaje del mundo de la política que, afortunadamente, les queda todavía un poco lejos. Como pro, que el lobo se canse de ser siempre el malo de la historia.  Es un concepto muy original.

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