22 DE JUNIO


LETRAS AL CARBÓN
Irene Vasco
Ilustrado por Juan Palomino
2016


"Me encanta que escribas cuentos. A veces yo también lo hago. ¿Sabes? Cuando yo tenía tu edad, no sabía ni leer ni escribir. ¿Qué te parece si te cuento la historia de cómo aprendí y luego entre los dos la escribimos? ¿Te gusta la idea? Empecemos... Antes, en el pueblo casi nadie sabía leer. Y mucho menos, escribir. El señor Velandia,  el dueño de la tienda, era de los pocos que sabía. Anotaba con tiza en la pared las cuentas de lo que les fiaba a los vecinos. Y cuando le pagaban, lo borraba."



En Palenque, un pequeño pueblo de Colombia, una madre mira absorta a su hijo que está escribiendo un cuento y su memoria se traslada a su niñez, a como ella aprendió a leer y a escribir y decide contarle esa pequeña historia. Le cuenta como en Palenque,  cuando ella era pequeña, casi nadie sabia leer y mucho menos escribir. El señor Velandia era uno de esos pocos. En la pared de la tienda anotaba los nombres de los vecinos y las cantidades que les fiaba. 

Cuando Gina,  su hermana mayor, empezó a recibir cartas de Miguel Ángel, un joven médico que conoció  meses atrás, decidió aprender a leer para poder descifrar lo que suponían eran cartas de amor.
 A cambio de echarle una mano en la tienda el señor Velandia se compromete a enseñarle a leer, así, poco a poco, va aprendiendo las letras que por la tarde, escribía en el suelo con un trozo de carbón para que sus hermanos, y otros niños, también aprendieran.  
Para navidades las dos hermanas ya habían aprendido a leer. El señor Velandia, su maestro, le hace el mejor regalo que podrían hacerle....un libro. 

  
La autora de este libro trabaja como formadora en pueblos remotos de Colombia y esta historia es fruto de sus vivencias como "formadora de lectores y escritores". Es la historia de un pueblo que cambia, se transforma en lector, sin perder vínculos con sus tradiciones. Es la historia de una muchacha luchadora, que movida por el deseo de ayudar a su hermana, aprende a leer y a mirar el mundo de otra manera.  
La autora escribe en la última página sobre el proceso seguido por miles de formadores en los pueblos colombianos llevando la palabra a tantas personas alejadas de la educación reglada.  
El libro lo dedica a las madres y las bibliotecarias comunitarias que a lo largo y ancho de Colombia  le prestaron las historias reunidas en este libro.




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