NO ENCUENTRO MI CARA EN EL ESPEJO
Fulgencio Argüelles
2014
"El día de la muerte del cura Lubencio el cielo se puso rebelde y se alborotaron las nubes sobre las peñas más altas y un aguacero que parecía llegado del otro mundo cayó sobre el pueblo como una afrenta y convirtió los caminos en torrenteras de fango, desbarató los ánimos de las hortensias, precipitó las gestaciones y anticipó los partos, reventó los muros del cementerio y dejó en el aire el olor del tuétano de los muertos y el olor de la sangre de los partos prematuros, y también dejó en el aire, aquella tormenta que nadie había previsto, el olor de la tierra que nunca recibe la luz del sol"
María Casta y su hijo adolescente Edipio se defienden del azote de una tormenta inclemente que se produce el mismo día en que muere el anciano cura Lubencio. Varios acontecimientos, como la llegada del nuevo cura, la aparición del primer armario con luna o el anuncio del comienzo de la Guerra Civil, determinan la vida del pequeño pueblo minero de Peñafonte, aislado del mundo y ahogado por la humedad de una lluvia incesante.
Pero no estamos ante una novela más sobre la contienda, porque los sucesos bélicos llegan al lugar como con sordina, a pesar del destrozo de una bomba y de que algunos vecinos regresen del frente heridos o mutilados. Lo que interesaba al autor era el dibujo de los personajes y una acción sostenida por pequeñas anécdotas: el fallecimiento del párroco y su inmediata sustitución por otro más joven; el enigma del adolescente Edipio, cuya madre, María Casta, se niega a revelar la identidad del padre; la desgracia de Felicitas, enloquecida por la desaparición de su primo Juan Jacobo; el empeño de Digna Emerita por conseguir un armario especial; La devoción sindicalista de Lucio Pelayo; la atracción de Edipio por Irmina; las discusiones ideológicas entre el párroco Carmelo Pantaleón y el maestro Conrado, agnóstico y buen polemista; la iniciación sexual de Edipio y la reacción de Zulema...
Estas y otras pequeñas historias van alternando en capítulos diferentes, mientras las escasas noticias que llegan del exterior apuntan a la tensión creciente entre el gobierno y los militares. Nada cabe objetar a la cuidadosa composición del relato, que no deja cabos sueltos y ahonda, a menudo con acierto, en los pensamientos y sensaciones de los personajes (hay que recordar los conflictos internos del párroco, de María Casta, de Zulema), además de atender en cada momento y con detenimiento, utilizando un léxico en el que no faltan algunos asturianismos (antojana, llábana), a los caracteres del lluvioso paisaje por donde se mueven.
En una entrevista, ante la pregunta de si era una novela mas sobre la guerra civil, el autor contesta:
"La presencia constante de guerras en el mundo en cualquier época de la historia lo evidencia. En esta novela la guerra está al fondo del escenario. Se va hacia ella o se vuelve de ella. El que vuelve de la guerra ya es una persona cambiada, diferente. Pero la guerra es un pretexto argumental para hablar de la intransigencia, del fanatismo, para explicar que cualquiera pude ser lo que otro semejante es, que la verdad absoluta no existe porque quienes la nombran, la defienden o la buscan son seres humanos que dudan, que no escuchan, que se equivocan. Nunca nada es lo que parece."
"El primer armario con luna que llega al pueblo (acontecimiento basado en esa tradición oral de la que hablo) supone un cambio, una mejora, una ayuda, pero también acarrea vanidades y envidias, y por lo tanto desastres, como en cualquier paso o escalón del denominado progreso humano. Avanzamos a trompicones y en cada avance alguien es feliz y alguien es desgraciado. Es como si el mundo buscara siempre compensaciones. El espejo es como la luna, algo hermoso e inalcanzable, pero no siempre refleja lo que esperamos que refleje, incluso del fondo del armario puede surgir una mariposa negra cuya sombra es capaz de ensombrecer el mundo, o al menos así lo interpretan algunos, porque todo es interpretación."
Me gustaría destacar de esa entrevista esta pregunta y su respuesta.
¿Realmente es la vida (como dice en su novela) una carta que llega tarde desde muy lejos?
Casi siempre llegamos tarde, aprendemos a vivir y a valorar lo importante cuando apenas nos queda tiempo. El aprendizaje es demasiado largo. Pero también juega un papel importante el azar. El azar es quien gobierna y, a veces, ni siquiera nos envía las cartas o hace que se pierdan en el camino.
Peñafonte, lugar imaginario de la Asturias ancestral aparece en su primera novela "Letanias de lluvia", 1992.
"Bajo cada uno de los tejados de Peñafonte, una aldea minera de la montaña asturiana, hay vidas de personajes sobre los que llueve. Sólo el amor es capaz de llenar los espacios y alargar la vida. Las escenas amorosas se van esparciendo por la narración con efectismo y asombrosa delicadeza."
Un buen libro para disfrutar este verano.
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