EL LECTOR DE JULIO VERNE
Almudena Grandes
2012
"La gente dice que en Andalucia siempre hace buen tiempo, pero en mi pueblo, en invierno, nos moríamos de frio. Antes que la nieve, y a traición, llegaba el hielo........ En mi pueblo el invierno empezaba cuando quería el viento."
Con "Inés y la alegria" Almudena Grandes inició su serie "Episodios de una guerra interminable". Esta es la segundo pero no la última. El lector de Julio Verne que da título a la novela es Nino, un niño que en 1947 tiene 9 años y vive en Fuensanta de Martos, un pequeño pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Su padre, Antonino es guardia civil y Nino vive en la casa cuartel junto a sus padres y sus hermanas, Dulce, mayor que él, y Pepa, más pequeña.

Un hombre joven, apuesto, valiente, inteligente, que sin embargo en el pueblo pasa por ser un cobarde. Pero eso a Nino no le importa. A él le gusta pasar las tardes con Pepe, bañándose en las pozas, merendando, cogiendo cangrejos o simplemente hablando, compartiendo miedos, sueños, consejos, secretos, confesiones.

Y por encima de todo le enseñará que la Guerra Civil, ocho años después, en Fuensanta de Martos, en Jaén, en Andalucía y en tantos lugares de España todavía no ha terminado y no terminará mientras haya guerrilleros como Cencerro, una leyenda antes y después de su muerte, y guardias civiles dispuestos a todo con tal de matarlos, a todos, uno por uno.

Porque quizá ni siquiera sea la de su padre. ¿Por qué lucha él, por qué arriesga su vida y la de toda su familia? ¿Por qué se siente culpable? ¿Por qué sufre su madre, por qué llora, por qué tiene miedo, por qué pasa noches enteras en vela? ¿Por qué no pueden dormir Nino y sus hermanas, por qué por las noches tienen que escuchar gritos, golpes, amenazas, los sonidos de la violencia, del miedo, del dolor, de la humillación, de la sangre, de la tortura? ¿Por qué hay tantas viudas y tantos huérfanos en el pueblo, por qué medio pueblo no se habla con el otro medio?

A lo largo de de tres años, entre 1947 y 1949, el denominado Trienio del Terror, Nino encontrará las respuestas a todas estas y a muchas otras preguntas y entenderá por fin que la verdad es también lo que ha sucedido aunque nos guste tan poco que habríamos dado cualquier cosa por haberlo podido evitar.

Así, entre redadas, detenciones, chivatos, traidores, torturas, asesinatos, suicidios, robos, viudas, huérfanos; entre el pueblo y el monte, entre el llano y las montañas, entre guerrilleros y guardias civiles, Nino entenderá, aprenderá, comprenderá. Llorará y reirá, descubrirá el amor, comprenderá quién es, quiénes son los suyos y quién quiere ser él, ahora y en el futuro.

La escritora madrileña escribe desde el punto de vista de los perdedores, pero no debe entenderse que este se corresponde en su totalidad con los republicanos. Casi tan perdedores como ellos son unos cuantos personajes que por ideología, empleo o azar deberían considerarse vencedores. Son aquellos que, como el padre del protagonista, se dan cuenta de que a veces han de actuar de manera injusta o arbitraria, o quienes asisten sin poder impedirlo a los excesos de la autoridad. En definitiva, pobres vencedores que hallan más dignidad entre los vencidos que en sus propias filas.
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