¡VUELA, YOA, VUELA!
UNA HISTORIA DE LA EDAD DE PIEDRA
Jeanette Randerath
Ilustrado por Daniele Winterhager
2012
"Yoa juega al escondite con otros niños.
-¡Que voy! –grita Ischam.
Yoa tiene que darse prisa si no quiere ser descubierto.
Su mirada se dirige a la entrada de la cueva sagrada.
Yoa duda. Entrar en la cueva está terminantemente prohibido a los niños del clan. Pero él solo quiere esconderse allí un momentito. Nadie se enteraría. Cuando entra en la cueva, el corazón de Yoa late fuertemente por la emoción."
Yoa no es un niño cualquiera. A él le gusta investigar, incluso entrar en la cueva sagrada, algo que aún tiene prohibido. Cuando lo hace, se encuentra con un enorme oso que le cierra el camino, y solo se salvará por la providencial intervención de un cuervo. Agradecido y lleno de admiración, a Yoa le gustaría pintar la imagen del pájaro en la pared de la cueva.
«Antes debes convertirte en un pájaro», le explica el curandero del clan. «Pero ¿cómo?», se pregunta Yoa, y empieza a observar el vuelo de los pájaros.En la cueva sagrada había pintados muchos animales, pero ningún ave. Yoa considerará a partir de entonces que el cuervo es su animal-tótem, pues le debe la vida, y su clan le debe aprovisionarse de carne de oso. Castigado a ayudar al curandero, Yoa empieza a aprender qué necesita para pintar, y, a solas, una vez cumplido el castigo por entrar donde no debía, se inicia en lo que va a ser su conversión definitiva: en un pájaro.
No es fácil su misión, pero Yoa lo intenta con todas sus fuerzas. Finalmente, dará con el camino que llevará a los hombres de su clan a localizar el agua imprescindible para sobrevivir. El agua es, desde luego, el ingrediente básico para pintar un pájaro entre los otros animales que adornan las paredes de la cueva sagrada. El libro presenta poéticamente la capacidad para superarse, el deseo de ir más allá de los límites previstos, la necesidad de ayudarse en un lugar y época donde es difícil vencer a las inclemencias del tiempo.
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