JAIME DE CRISTAL
Gianni Rodari
Ilustrado por Javier Aramburu
2007
"Hace tiempo, en una ciudad lejana, vino al mundo un niño transparente. A través de su cuerpo se podía ver igual que a través del aire y del agua. Se veía su corazón palpitar y se veían sus pensamientos deslizarse como peces de colores en su pecera.
Por desgracia, un feroz dictador subió al gobierno de aquel país y comenzó entonces un periodo de abusos, de injusticias y de miserias para el pueblo. Quien se atrevía a protestar desaparecía sin dejar huella. Quien se rebelaba, era fusilado. Pero Jaime no podía callar. Aunque no abriera la boca, sus pensamientos hablaban por él: era transparente y todos leían a través de su frente pensamientos de desprecio y de condena por las injusticias y violencia del tirano. Después, a escondidas, la gente repetía los pensamientos de Jaime y recobraba la esperanza. Un cuento sobre la fuerza de la verdad."

Javier Aramburu, a partir de esta historia, consigue armonizar texto e ilustraciones para ofrecernos un álbum cargado de simbolismo y belleza que suscita un canto a la verdad.
Jaime era un niño de carne y hueso, pero transparente, por eso le llamaban Jaime de Cristal. Se veía palpitar su corazón y sus ideas deslizarse como peces de colores. Cuando todos callaban ante los abusos del recién llegado dictador, la transparencia de los pensamientos de Jaime, críticos ante las injusticias, alentaron al resto y les dieron fuerza para no callar.
Una vez el niño dijo una mentira, por equivocación, y la gente vio inmediatamente algo como una bolita de fuego a través de su frente; dijo la verdad, y la bolita de fuego desapareció. Durante el resto de su vida no volvió a decir más mentiras.
En otra ocasión, un amigo le confió un secreto y todos vieron inmediatamente algo como una bolita negra que giraba ininterrumpidamente dentro de su pecho, y el secreto dejó de serlo.
El niño creció, se hizo un muchachote, luego hombre, y todos podían leer sus pensamientos, y cuando se le hacía una pregunta adivinaban su respuesta antes de que abriera la boca.
El tirano hizo detener a Jaime de Cristal y ordenó que lo encerraran en la más oscura de las prisiones.
Pero entonces sucedió algo extraordinario. Las paredes de la celda en que había sido encerrado Jaime se volvieron transparentes, y luego también las paredes del edificio, y finalmente también los muros exteriores de la prisión. La gente que pasaba cerca de la cárcel veía a Jaime sentado en su taburete, como si la prisión fuese también de cristal, y continuaban leyendo sus pensamientos. Por la noche la prisión esparcía a su alrededor una gran luminosidad y el tirano hacía cerrar todas las cortinas de su palacio para no verla, pero ni así conseguía dormir. Incluso estando encarcelado, Jaime de Cristal era más poderoso que él, porque la verdad es más poderosa que cualquier otra cosa, más luminosa que el día, más terrible que un huracán.
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