20 DE ABRIL


EL ÁRBOL DE LA ESCUELA
Antonio Sandoval
Ilustrado por Emilio Urberuaga
2016


"En el patio de la escuela había un árbol. Solo uno.
A Pedro le gustaba correr cerca de aquel árbol durante los recreos. Cuando pasaba a su lado lo miraba de reojo para no chocar con él. Un día se detuvo y se fijó en su aspecto. Era delgaducho, con ramas finas, como de alambre, y tenía unas pocas hojas secas.
Pedro se acercó y acarició su tronco. De repente, al árbol le brotó una hoja nueva.

La profesora, sin embargo, le dijo que no lo tocara porque podía estropearse. Pero Pedro no podía dejar de pensar en el árbol…

Dos días después lo regó y al árbol le salieron varias hojas más.

Tres días después lo abrazó y al árbol le brotó una rama nueva.

La profesora seguía insistiendo y regañaba a Pedro, diciéndole que lo mejor era dejar al árbol tranquilo. Incluso le pusieron una valla redonda y metálica alrededor, con la intención de protegerlo. 
Pero lo cierto es que el árbol había crecido mucho y así Pedro pudo explicar a sus compañeros que aquel árbol necesitaba mucho cariño para crecer.

Así que…  

Marta plantó una flor junto al árbol, para que no se sintiese solo.  

Luis colgó de una de sus ramas una casita de pájaros, para que los petirrojos lo alegraran con sus trinos.
Sofía le leyó un poema que había escrito especialmente para él. Todos aplaudieron cuando terminó de leerlo. ¡La profesora también!

Aquella tarde la profesora quitó la valla y colgó un columpio de la rama más fuerte, para que el árbol pudiese jugar aún más con los niños y niñas. Era tan extraordinario que los botánicos terminaron por examinarlo. Y concluyeron en que, efectivamente, se trataba de un ejemplar único en el mundo y que debían cuidarlo muchísimo.

El árbol se convirtió en una parte muy importante de la escuela, del que todos disfrutaban. Una mañana Pedro descubrió que al árbol le había nacido una especie de pequeña pelota en una rama ¿Qué sería? Cuando aquella cosa se desprendió, los botánicos volvieron para estudiarla. 

Les explicaron que era una semilla. Si la plantaban, de ella nacería un nuevo árbol. ¿Qué harán con esa semilla tan extraordinaria? "

La historia está servida, y la reflexión también. En el blog "Biblioabrazo" dicen que es un libro "iceberg" porque a través de una pequeña historia guardan temas llenos de fuerza. Es un libro bello, tierno, emotivo, ecológico, solidario, lírico que nos anima a intentar mejorar nuestro entorno. Aborda cuestiones como la necesidad de que los niños entren en contacto con la naturaleza o que aprendan a cuidarla y respetarla. También la forma en que la mirada de un niño, limpia y honesta, repleta de cariño, puede ser el detonante de un cambio en la mirada de los adultos, viciada con el paso del tiempo. La insistencia de Pedro ante las reiterados vetos de la profe por el tema del árbol hace que esta cambie de opinión al darse cuenta de la importancia de lo que Pedro quería transmitir. 

Medio ambiente y participación colaborativa ante un proyecto enriquecedor y educativo son las claves de este libro porque el conocimiento y el aprendizaje no se limita al espacio cerrado de un aula. Las aulas no deberían ser ese espacio cerrado entre cuatro paredes. 

El autor nos deja esta reflexión. 

“El árbol de la escuela de este libro es el emblema de cómo un proyecto educativo novedoso e integrador, cuando se mima de verdad, crece y crece y acaba por llegar a otras escuelas”.
Antonio Sandoval


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