11 DE JUNIO


MAÑANA NO SERÁ LO QUE DIOS QUIERA
Luis García Montero
2009

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas, 
defienden el reducto 
de un verano obstinado en perpetuarse, 
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste. 

Se diría que aquí no pasa nada, 
pero un silencio súbito ilumina el prodigio: 
ha pasado 
un ángel 
que se llamaba luz, o fuego, o vida. 

Y lo perdimos para siempre.

Ángel González


Luis García Montero construye el retrato del poeta  Ángel González que además de dejar una de las obras líricas más relevantes en lengua española también fue testigo privilegiado de uno de los períodos más convulsos en la historia reciente de España: la Guerra Civil. y recorre los primeros años de su vida para rescatar la mirada de un niño que tuvo que crecer sin la figura de su padre, pero con toda la fuerza de una familia y una geografía que se resistían con uñas y dientes a dejarse vencer. 

Juan Marsé dijo de este libro:

«Apasionante relato de la infancia y juventud del poeta Ángel González y de su entorno vital, del despertar de su vocación poética y su conciencia cívica en tiempos adversos. Un libro escrito con voluntad de testimonio y de homenaje, y con el rigor y la tensión narrativa de las buenas novelas. Un auténtico regalo.» 

"En los primeros capítulos se trazarán con cierta rapidez la historia de sus padres, sobre todo del pedagogo que fue Pedro González Cano, fallecido cuando Ángel contaba con apenas dieciocho meses. Un hecho trascendental para la familia dado que les obligaría a realizar cambios imprevistos. El autor  caracteriza bien cada miembro de la familia sin caer en clichés: la madre trabajadora y entregada, el hermano estudioso y tranquilo, el hermano más inquieto y combativo, la hermana constante y de carácter más dócil y el rey de la casa, el hermano menor, cuidado por todos. 
En definitiva, consigue crear un ambiente cotidiano donde las relaciones de esta particular familia se sienten reales y naturales, hasta propias del lector, alejándose así de la fría biografía objetiva.

El autor dedica un capítulo  a las víctimas de la guerra, con especial atención a uno de los hermanos de Ángel; una injusticia que cala aún más por la capacidad poética que desprende el aspecto humano y personal, un retrato cuidado y cariñoso hacia el protagonista. Podemos encontrar, por ejemplo, cómo se transmite tanto la desconfianza o el odio que causan algunos militares como la lástima de la situación de otros, ahí tenemos la historia de Mohamed, o cómo se recuerda con cierta pena a un vecino fallecido de forma casual a pesar de ser falangista. Y, a la par, no se ocultan ninguna de las injusticias cometidas por el bando nacional, ni la depuración sin sentido sufrida por Maruja o la apurada situación de quienes se ocultaban en España de la represión, al estilo de los hombres topo. 

Una vez narrados los acontecimientos relativos a la guerra civil y mostrada las consecuencias inmediatas en la familia, el libro dedica sus últimos capítulos al retiro en Páramo de Sil al que se vio obligado Ángel por una tuberculosis. 

Una novela biográfica con un carácter muy personal, un homenaje poético que, en algunos tramos, va más allá de Ángel González y trata de alcanzar a aquellos niños que sufrieron la guerra civil y mostrar a las familias que no combatían, pero que sufrían la batalla y que sufrieron las consecuencias. La cercanía y el cariño de García Montero con el poeta ovetense resulta evidente en su voz narrativa, que se permite que el poeta le interrumpa, como si dialogasen, para corregir, para detener algún momento o para dar una explicación que matice lo contado. Y así, al final, incluso el protagonista se convierte en una de esas voces vivas que proceden de otro lugar."
Tomado de "Baúl del castillo"

"Querer contar una infancia desde la objetividad, es a veces, matarla, por mucho que luego se intente poetizar la cosa con añadidos. Sucede como con ciertas fotos, a todo color, que revelan la infancia sin la pátina deformadora de los recuerdos. Una deformación, que acaba siendo realidad, porque es así como la aprecia el propio interesado. Como el violín que evocamos en nuestra cabeza al pensar en violín. Seguramente se acercará más a los violines cubistas que pintó Picasso que a violín realista de otras escuelas pictóricas más antiguas. "
Tomado de "ojos de papel"

En un artículo del diario El País Joaquin Sabina le dedicó estas palabras al libro, al autor y al poeta. 



En las últimas páginas del libro aparece este poema del poeta biografiado,"La verdad de la mentira". No hay mejor manera de concluir esta biografia novelada de uno de los mejores poetas de la generación de los 50.


Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas, 
y una voz cariñosa le susurró al oído: 
¿Por qué lloras, si todo 
en ese libro es de mentira? 
Y él respondió: 
-Lo sé; 
pero lo que yo siento es de verdad. 










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