YO AQUÍ SÓLO SOY EL PERRO - Jutta Richter


YO AQUÍ SÓLO SOY EL PERRO
Jutta Richter
Ilustrado por Hildegard Müller
2012



"Qué día de otoño.
Qué condenadamente bello día de otoño.
Tiempo para perros. 
Auténtico día para perros. 
Sol, cálido como la leche materna. 
Cálido como lamerse la barriga. 
Y harto de comer. 
Harto de beber. 
Harto de cazar. 
Esta vez, casi la habría atrapado, a la liebre. 
No faltó mucho. 
Si no hubiera sido por la obligación. 
Me distrajo una décima de segundo."


La autora se mete en la piel de un perro pastor para contar esta tierna y divertida historia de Brendon, bueno Anton (porque le han rebautizado), un perro pastor noruego. La cuenta él mismo y en ella habla de la gente con la que convive (Friedbert, Emily y la pequeña), de la gata Misi, con la que no se lleva demasiado bien y,sobre todo, de su tío Ferenc y sus historias, que le han enseñado casi todo lo que sabe. 

Quizá lo mas difícil de un experimento de este tipo sea hacer creíble el discurso de un animal, sus reflexiones y comportamientos, sin caer en una alegoría simplona o fábula moralizante. Muchas veces, cuando nos encontramos a un animal en el papel de narrador, se nota demasiado que hay un humano detrás imaginando lo que piensa. Pero la autora consigue transmitir de manera natural las reflexiones y puntos de vista de Antón, su análisis de los comportamientos de la familia que le acoge, y de cómo funciona ese mundo tan artificial en el que se ha visto metido, alejado de las ovejas, los chacales, la lucha por la supervivencia y la naturaleza. En casa tiene que lidiar con las prohibiciones de sus amos, con la antipática gata (el único lugar común que encontramos en el libro, pero aun así resuelto con naturalidad), con la adorable niña que es la más próxima a su forma de mirar el mundo…
Son especialmente divertidos los malentendidos que la lógica “perruna” provoca, como lo absurdo de no dejar dormir a Antón en la habitación cuando su misión es proteger a sus dueños mientras duermen, o lo confuso que puede ser para un animal que dejen un delicioso pavo en la cocina y se enfaden porque se lo haya comido. ¿Cómo iba a saber que no lo habían preparado para él? 

Junto a estas escenas de humor, encontramos otras de mayor intensidad emocional, como las que comparte con la hija de sus dueños, el único ser humano al que se siente realmente cercano.
Una de las reseñas que he leido de este libro hace referencia a un artículo de un periódico alemán de nombre impronunciable que dice lo siguiente:

"Desde hace siglos, el perro acompaña y protege a las personas. La literatura para niños ha narrado sucesivamente esa estrecha relación. También Jutta Richter escribe, con Yo aquí sólo soy el perro, desde la perspectiva de un cuadrúpedo, la historia de esa relación dándole continuidad con una pequeña pero notable obra literaria. Anton, así se llama el protagonista, es un perro con un pasado inmigratorio al que no le resulta fácil olvidar su patria. Y eso que Anton ha tenido suerte. El perro pastor húngaro ha encontrado un nuevo hogar con Friedbert, Emily y su pequeña hija. Sin embargo, los tres se comportan de forma muy distinta a las ovejas, las reses y los chacales que viven en la Puszta, su patria, de forma que los malentendidos, choques y situaciones divertidas se hacen inevitables. De forma brillante, alejada de todo kitsch, Jutta Richter narra cómo y por qué casi cualquier cachorro puede catapultarse en los pequeños corazones de las personas... La fluidez y el ritmo narrativo desarrollan en el lector una atracción que le permiten intuir cuánta felicidad significa tener consigo a un vagabundo como Anton".

Os dejo unas "pildoritas" del libro para que os hagais una idea. Son pensamientos en voz alta de Anton....

"Friedbert tiene una voz profunda y una lengua corta. Es el jefe de la manada. Si no hago lo que me dice, no hay cortezas de cerdo." (p.19)

"Emily tiene un buen corazón y la voz aguda. Es la guardiana de las cazuelas de la cocina. […] Sus manos huelen a piel de pollo, a foie-gras y a jamón. […] Al que huele así, a ése lo protejo durante toda una vida." (p. 20-21)

"Nosotros, los perros pastores, estamos unánimemente de acuerdo en que las personas no saben mucho del mundo. Mi tío Ferenc decía: tienen una mala nariz, malas orejas, andan sobre dos pies y sus lenguas son demasiado cortas" (p. 109)

"La caja les hace ver cosas que no existen. Porque aquello que uno no puede oler, tampoco existe" (p.51)

No hay comentarios:

Publicar un comentario