EL FARO DE LAS ALMAS- Ariel Andrés Almada -


EL FARO DE LAS ALMAS PERDIDAS

Ariel Andrés Almada

Ilustrado por  Zuzanna Celej
2015

"Al cumplir años los niños reciben como regalo soldaditos de plomo, muñecas de trapo, juegos de mil colores y quizás, si se han portado muy bien, incluso una bicicleta. Pero cuando Leo cumplio los nueve su abuelo le regaló, nada mas y nada menos, un viejo y descolorido faro."

Este original libro (se lee pasando las páginas de abajo hacia arriba, en vez de hacerlo de derecha a izquierda) nos cuenta la historia de Leo, un joven al que en su noveno cumpleaños su abuelo le hace un sorprendente regalo. Leo, realmente no sabe muy bien para qué sirve semejante regalo, pero su abuelo le explica que, aunque hace años los faros se usaban para evitar que los barcos chocasen contra las rocas, el uso que él le da desde hace un tiempo era algo diferente.

Ahora que el Faro es tuyo tienes que prestar mucha 
atención a lo que te enseñaré esta noche. 

Al hacerse de noche Leo y su abuelo llegan al faro y allí el abuelo, proyectando la luz del faro hacia lo alto del cielo, cruza las manos y proyecta la imagen de la golondrina para alentar a quienes están a punto de perder la esperanza: -las mujeres que esperan la vuelta de sus maridos que se han embarcado hace tiempo y de los que no saben nada- o a quienes se sienten solos –como un viejo marinero que se ha retirado a vivir en una isla y que echa de menos el navegar-. La magia de la vida, expresada a través de las historias, siempre nuevas y siempre cambiantes que el abuelo proyecta cada noche en el cielo ayudan a “encontrar el camino de la noche a la madrugada.” 

“Todo lo que realmente añoramos en nuestro corazón siempre vuelve, como hacen las golondrinas en primavera.” 

A la vez que el abuelo le entrega este faro a Leo, y le ofrece esta bonita reflexión sobre la vida, parece casi que quiera acompañarle en la vivencia de su futuro duelo: primero porque cede su “oficio” de guardián del faro a su nieto, y también porque lo vemos despedirse de Leo, y de nosotros, poniéndole en su cabeza su gorro de marinero y luego aparecer en la ilustración final del cuento en la que se ve retratado de espaldas, marchándose, cantando “una canción tan antigua como el viento”. 
Esa melodía representa la esencia del ser humano, lo que sigue vivo tras los años, los siglos, tras los individuos y su paso por el mundo. 

Unas preciosas ilustraciones nos llevan de la mano a lo largo de todo este cuento, transportándonos en el mundo que se retrata y que nos hacen sentir el olor a mar en la raya azul de la gorra que lleva puesta el abuelo, y ese frío húmedo que nos invade por la noche cuando estamos a orillas del mar. 



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